Consciencia para conocersex y relacionarsex
Consciencia para conocersex y relacionarsex
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Sé que es un poco viejuno esto de los blog, pero fíjate quien escribe ;)
Iré añadiendo entradas de tanto en tanto, seguramente con una frecuencia menor de lo que me gustaría, pero quiero que para mí, sea un viaje agradable y que no se convierta en una tarea pesada.
Dudé un poco en si llamaba al blog Conocersex o Relacionarsex, porque ambos conceptos me remiten a lo que más me apasiona de mi trabajo, que es el autoconocimiento y las relaciones interpersonales. Decidí que se llame Conocersex y añadir una especie de eslogan con lo de: Consciencia para conocersex y relacionarsex.
Y claro, ambas palabras acaban en "sex", porque para una persona LGTBI+ el conocerse o relacionarse, pasa inexcusablemente por la sexualidad. De hecho, lo que nos diferencia de la heteronormatividad, tiene el foco puesto en nuestra sexualidad e identidad.
La nomenclatura LGTBI+, claramente nos remite a la identidad y las diferentes formas de vivir nuestra sexualidad, lo que no deja de ser algo lamentable, por necesario. Cuando algunos heteros me comentan -o se mofan directamente-, de la nomenclatura que va en aumento, les digo que ojalá sea todavía más grande, del tipo LGTBIABCDEFGHIJK... hasta la Z, para que por fin nos aburramos de catalogar a la gente por con quién practica -o deja de practicar-, sexo o con qué género se identifica -o no-. Sé que me pongo un poco reivindicativo cuando digo eso, pero estoy seguro que el día que la nomenclatura desaparezca, será el día en que nos dejen de importar nuestras diversas prácticas sexuales o la fluidez de nuestras identidades y en el que las heteronormas -que tanto daño nos hacen todavía-, pasen a ser lo anecdótico.
Esto tiene algo que ver también, con la razón que me llevó a crear este espacio.
Desde que me convertí en un profesional de la psicología y comencé mi práctica terapéutica, albergué el deseo de poder ofrecer mis servicios de forma diferenciada a mi comunidad, la comunidad LGTBI. No lo hice antes abiertamente, porque pensaba que ofrecer psicoterapia especializada para nosotrxs, era como ahondar en la diferencia con lo heteronormativo, yendo en contra del principio de igualdad.
No fue hasta que hice la formación para profesionales del área sanitaria, sobre intervención en ChemSex, que me dí cuenta de la necesidad de acercarme aún más a mi comunidad, desde mi vertiente profesional. Coincidió que alrededor de un año antes de la formación, tuve una crisis de ansiedad. La ansiedad es una vieja amiga que tardé años en ver con claridad, a pesar de todo el trabajo personal que llevaba encima. Como lo habitual para mí es estar en las inmediaciones del polo ansioso, se me hizo casi transparente e invisible. Sumando lo anterior a mi dificultad de ver y atender mi necesidad, también me fue difícil hacerle el caso que se merece, cuando comencé a verla.
Esta dureza mía para el autocuidado, torpedeó mi tarea de ir quitando las abundantes capas de mis mecanismos de protección, pero logré hacerlo. Cuando conseguí bajar todas las defensas y reuní el valor para plantarme en bolas ante este mundo frío y hostil, pude por fin encontrarme cara a cara con mi miedo profundo, abrirme al dolor y dejarlo doler, abrazar mi vulnerabilidad como una aliada y respirar profundamente la vida y dejarme llenar por ella, como ella quiera ser.
Allí rendido ante la vida, me llegó el regalo de habitar en el polo opuesto a la ansiedad y experimentar una serenidad profunda. Me sentí como pocas veces, en paz.
Como decía, hasta que no hice la formación de chemsex no hice la relación entre ansiedad y nuestra comunidad. Sabía que en mí habían alimentado la ansiedad mi diferencia, la frágil autoestima, el estigma social y familiar, la homofobia interiorizada y el sexilio. La formación me mostró que esto no solo me pasa a mí, sino que nuestra comunidad padece del doble de trastornos de salud mental, tales como la depresión y la ansiedad, que el resto de la sociedad y que es debido a las mismas causas u otras bastante parecidas.
Esto me hizo pensar que mi experiencia puede servir a otros que están en una situación similar a la mía. Sumando esto a mi sentido de comunidad, conseguí darle forma a este espacio terapéutico que ahora inauguro con ilusión.
Esa es la razón de Terapia Diversa, porque la diversidad de nuestra sociedad es bastante más fluida y compleja de lo que la norma admite y quién mejor que nosotrxs mismxs para no dejar de mostrarlo.
(Si quieres hacer algún comentario no hater en el que hables de ti y de lo que te resuena de esta lectura, escríbeme).
11 de septiembre de 2025
-Suena: La Revolución Sexual, de La Casa Azul-.
Dentro de la terapia Gestalt hay una ejercicio que es bastante habitual y muy sencillo, que posee un poder tremendo: la práctica del centramiento. Centrarse, consiste en poner la atención en lo que soy y lo que hay, aquí y ahora.
Básicamente lo que soy, es un cuerpo que respira, que siente y que piensa. Lo que hay es este cuerpo aquí: en esta habitación, en esta silla, frente a este ordenador, con esta temperatura, con esta luz, con este sonido de lluvia, etc. ¿Y cuándo? Ahora.
El objetivo de este ejercicio es justamente este, llevarnos a conectar aquí y ahora, con nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos, en este momento y lugar. Cuando hacemos esto, podemos habitar nuestro presente, abrirnos a lo que es y a conectar con lo que necesitamos. Es decir, salimos del automático y estemos donde estemos, estamos centrados y presentes.
Parece una cosa bastante obvia esto de estar en el presente, pero si ponemos un poco de atención, nos damos cuenta de que nuestro cuerpo está aquí, aunque no solemos estar muy conectados con él. Que nuestra emoción, normalmente no sabemos muy bien cuál es en este momento y que nuestros pensamientos van por libre y están por cualquier parte.
¿Tienes consciencia de tus pies mientras lees esto? Tal vez ahora sí, porque has puesto tu atención en ellos. ¿Están en una posición cómoda para ti? Tal vez no, en realidad. De ser así ¿Puedes atender esto y poner tus pies cómodos? Seguramente sí, ahora que tu atención está en ellos y en lo que necesitas. ¿Y qué pasa con tus ojos...? ¿Con tu nuca...? ¿Con tu hidratación...?. ¿Cómo están? ¿Qué necesitan? Si pones tu atención, seguramente lo sabrás.
¿Y qué sabes de tu emoción aquí y ahora? ¿Sientes curiosidad ante esta pregunta? (la curiosidad es una emoción vinculada a la emoción básica: alegría). ¿Te preocupa no saber qué sientes? (preocupación, vinculada a la emoción básica: miedo). ¿Te molesta tener que leer tanto y que no vaya al grano? (emoción básica: rabia). ¿Te aburres de tanta letra y desearías estar haciendo otra cosa? (tal vez vinculado a la emoción básica: tristeza). Además las emociones no se sienten de una en una, lo más probable es que tengas dos o tres mescladas, aunque una sea la más evidente. Las emociones son así, siempre presentes y nunca en solitario.
¿Y tu cabeza, por dónde anda? ¿Está leyendo concentrada?, ¿Está intentando anticiparse a lo que viene? ¿Está espesa y te cuesta seguir el hilo o concentrarte? Da igual cómo esté, lo interesante es que pongas atención y te des cuenta.
La verdad es que he estado escribiendo harto rato (bastante más de lo que voy a publicar ahora). El resto de lo que he escrito lo dejaré para otras entras, donde profundizaré en algunos aspectos aquí mencionados (habitar nuestro presente; abrirnos a lo que es; conectar con la necesidad; gestión emocional). Lo que ahora te dejaré es otro pequeño ejercicio de centramiento (lo que has leído en los párrafos anteriores ya es un ejercicio en sí), y la invitación a que observes qué te pasa cuando lo practicas.
Este ejercicio puede hacerse en media hora, en 10 minutos o en 2. El tiempo que tengas y puedas dedicarle. En cualquier caso, observa qué te pasa. Si aprendes a hacerlo, puedes incluso hacerlo en 10 segundos, a modo de chequeo cuando te acuerdes o cuando lo necesites durante el día. Si al menos le dedicas 10 o 15 minutos al día, verás que tu funcionamiento mental comienza a cambiar. A mi me gusta hacerlo al iniciar el día y al terminarlo y si puedo, también durante el día. Cuando lo hago por la mañana, al terminar me gusta imaginar cómo será mi día (mientras me ducho o tomo mi café). Eso me ayuda a mantenerme centrado, a tener presente lo que necesito y lo me hace bien. Resulta que -salvo las sorpresas que la vida nos da (que esto no es una barita mágica)-, me ayuda a ir conectado el resto del día.
Ejercicio:
Siéntate de forma que estés cómodx, con la espalda recta (sin exagerar, que sea cómodo); con la planta de los pies apoyadas en el suelo (da igual si estás calzadx); y deja que tus brazos reposen cómodamente y tus manos también, por ejemplo, sobre tus piernas. Evita que tus brazos y piernas se crucen, para evitar tensiones y desarmar defensas y bloqueos.
Centra tu atención en la respiración. Puedes cerrar los ojos si esto te ayuda a mejorar tu atención. No es necesario que cambies la forma en que respiras solo que pongas tu atención. Si te das cuenta que te hace bien respirar más profundo, hazlo. Siente como es tu respiración y como el aire entra y sale de tu cuerpo. Como se mueven tu pecho y también tu abdomen, si la respiración es profunda.
Pon la atención ahora en tu cuerpo. Puedes comenzar desde los pies hasta la cabeza, escaneando todo tu cuerpo. Por ejemplo, puedes poner la atención en las zonas más frías y en las más cálidas de tu cuerpo. En las húmedas y en las secas. En las sensaciones corporales, en las zonas tensas y en las zonas relajadas. Puedes ajustar y acomodar lo que necesites.
A nivel mental, puedes preguntarte ¿Cómo estoy ahora mismo? o ¿Qué necesito aquí y ahora? A nivel emocional: ¿Cómo me siento? Deja que emerja lo que surja. Pueden ser algunas palabras, una imagen o una sensación.
Cuando necesites, termina. Hazlo con suavidad, por ejemplo moviendo suavemente los dedos de los pies y las manos. La conexión con tu cuerpo es agradable. Abre los ojos lentamente, sin prisa, ojalá con la mirada abajo y subiéndola poco a poco. También puedes estirarte o bostezar. Deja que tu cuerpo te guíe y síguelo sin juicio.
Intenta que esta consciencia de ti, te acompañe durante el día.
Cuando le dedicas tiempo a centrar la atención, verás que se produce algo a nivel mental. Es como una sensación de ser y estar, pero sin etiquetar ("soy", "estoy"). Es una especie de vacío y de conexión. Es placentero y leve. El viaje a este lugar, se llama meditar y un vehículo muy eficaz, es la respiración.
Tampoco sufras si tu atención se dispersa. Es lógico, al crecer nos volvemos así, desatentos. La atención es como un músculo y hay que ejercitarla. Cuando se pierde y nos damos cuanta, podemos volver a la atención. Ese es el ejercicio que fortalece este musculo, así que si te dispersas y te das cuenta, alégrate, porque puedes volver y fortalecer tu atención.
Desde el centro podemos atravesar mejor cualquier cosa que nos esté pasando, disfrutar de la calma y atravesar con mayor serenidad y consciencia la tormenta. Podemos tener más a mano nuestros recursos y podemos identificar y atender de mejor manera, lo que realmente necesitamos. Podemos distanciarnos del automatismo que nos condena al más de lo mismo. Podemos darnos cuenta.
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10 de octubre de 2025
-Suenan: truenos a lo lejos-